El búho y la lechuza
- Javier Galaviz
- 13 nov 2022
- 2 Min. de lectura
El búho es un animal amigable, social, amable y respetuoso, pero, no tenía amigos. Conocía cada rincón del bosque y a todos los animales que lo habitaban, pero no los consideraba como amigos, sino buenos conocidos.
Un animal del bosque era su única amiga, una mapache, que al igual que él, no tenía amigos solo a su pareja.
El búho estaba perdidamente enamorado de una bella lechuza de plumaje blanco con negro, personalidad reservada y callada, a pesar de eso la lechuza tenía un grupo de amigos y nunca se separaba de ellos. Lastimosamente el búho tenía que resignarse a observarla de lejos, por que él pensaba que, por no ser de la misma especie jamás podría congeniar con ella; ser su pareja para poder mostrarle todo el amor y aprecio que le tiene.
A la mapache le parecía una reverenda estupidez.
-Solo mírala a ella y mírame a mí- dijo el búho con un tono algo triste.
La mapache le recalcó que la belleza es algo que depende de los ojos con los que se ve, pero el búho seguía aferrado a su idea.
A ver -dijo la mapache-, -¿quién es esa lechuza que tan menso te trae?. Aquella, -¿Cuál?- dijo la mapache mientras subía a la copa del árbol, -¡La que está a 1km!-, exclamó el búho ya algo desesperado, -¿Estás pendejo o te haces? No recuerdas que no tengo tan buena vista como tú-, dijo la mapache en un tono molesto, -Hasta soy algo miope-, -bueno después la vez- dijo el búho mientras retomaba el vuelo para observar a la lechuza de ojos almendrados.
Durante el vuelo se puso a pensar, ¿por qué?, ¿por qué no tengo el valor para hablarle? O tan solo acercarme-, ¿acaso fueron los traumas que me dejó la búho hembra del pasado? no… no creo que influyan tanto-, - ya que me pongo a recordar, parece ser que los animales del bosque solo me buscan por mi sabiduría-, -¿Acaso es lo único que tengo?-, concluyó el búho mientras se paraba en la punta de un pino observando el amanecer.
-La verdad de pequeño siempre estuve solo-, se dijo a sí mismo el búho mientras poco a poco se quedaba dormido, -recuerdo a mi madre, siempre me decía que la gente aprovechada buscaría una manera de joderme, y que la principal era volviéndose falsos amigos-, -¡Por eso siempre debes de ser selectivo con tus amigos! Lo fui, pero, ahora me siento solo, no en su totalidad aún tengo a una mapa he que me insulta cada que puede-, decía el búho mientras caía en un profundo sueño.
Después de dormir por 38 horas seguidas, una agitación brusca en el pino lo despertó, y escucho una suave voz, -¿Estas bien?, llevas demasiado tiempo. Al levantar la cabeza, todavía medio adormilado, alcanzó a divisar a la bella lechuza. -Bueno, parece ser que me preocupe de más- se dijo el búho a sí mismo.
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